El sistema operativo del iPhone es, en esencia, el mismo que usan las Mac desde hace
casi diez años, un Unix BSD súper cargado. El sistema operativo fue desarrollado por
NeXT, empresa que también desarrollo un novedosísimo (para entonces) framework
de programación orientado a objetos. Ese framework evolucionó en lo que hoy
conocemos como Cocoa, específicamente Cocoa Touch en el caso del iPhone, la base
sobre la que se construye cualquier aplicación nativa para el iPhone/iPod Touch.
Para que el SDK del iPhone compile código ARM que es la arquitectura del sistema real
es necesario firmar la aplicación, lo que requiere la certificación de Apple. Una nueva
firma es necesaria para distribuir la aplicación y por supuesto, si queremos que esta
esté disponible en el appStore (página oficial de distribución de aplicaciones para el
entorno MacOS) deberemos solicitar la aprobación de Apple.
El proceso completo para desarrollar, compilar y publicar una aplicación para el iPhone
es el siguiente:
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1. Inscribirse en el iPhone Dev Center, aceptar todas las condiciones legales, y
descargar el SDK. Haciendo esto podemos empezar a escribir nuestras aplicaciones,
compilarlas y probarlas en el simulador. Pero todavía NO podremos instalarlas en
nuestro iPhone.
2. Inscribirse en el programa para desarrolladores. Después de completar todos los
formularios y leer más legales, podemos enviar la solicitud y esperar la respuesta
hasta el siguiente día laboral. Esto tiene un costo de U$S99, y con él obtenemos el
derecho a ejecutar nuestras aplicaciones en nuestro propio iPhone.
3. Certificados. Por defecto, un iPhone tan solo puede ejecutar aplicaciones firmadas
por Apple y como no es posible estar enviándoles el código cada vez que se quiere
probar algo, es necesario crear un perfil con el identificador de nuestro teléfono
(accesible mediante las Xcode) e introducirlo en un formulario de la web de Apple.
Luego para generar el certificado con el que firmar nuestras aplicaciones vamos a
“Keychain Access” y en “Asistente para Certificados” generaremos uno nuevo. Si todo
ha ido bien ya podremos experimentar nuestras aplicaciones en el iPhone.
4. ¡Desarrollar! Hasta no hace mucho, se prohibía a los desarrolladores hablar sobre el
SDK, lo que dificultaba enormemente el desarrollo en sí. Trabajar con cualquier
plataforma nueva conlleva dificultades que habitualmente se resuelven en foros y
grupos para desarrolladores. Por suerte, Apple ha abandonado esta política tan
cerrada y ahora se puede intercambiar códigos, conocimientos, etc.
5. ¡Distribuir! Para distribuir es necesario otro certificado especial de distribución que
hay que solicitar siguiendo el mismo proceso de antes. Acceder a Keychain Access,
solicitar, aprobar, descargar e instalar. Al igual que en el punto 3, también
necesitamos hacer funcionar un nuevo perfil de distribución en Xcode; proceso sobre
el que Apple facilita muchas páginas de información con toda clase de capturas en las
que se detalla el modo de reconfigurar el proyecto de Xcode para que utilice este
certificado de distribución.
6. Enviar la aplicación a Apple a través de un nuevo formulario web con información
sobre esta (nombre, descripción, versión…), su icono y algunas capturas de pantalla.
7. Esperar… Una vez enviada, la aplicación pasa a la cola de revisión, sin que sepamos
en ningún momento lo que se está haciendo, el estado de la solicitud, o cuanto queda
para que termine el proceso. Si la aplicación no es aceptada por el motivo que sea, no
habrá ayuda al respecto, solo se puede hacer los arreglos necesarios y volverla a
enviar a través de un enlace con el que enviamos nuevas versiones de una misma
aplicación. Si los problemas continúan, habrá que esperar una semana para saberlo y
ver si la solución que has dado resuelve satisfactoriamente el problema.
8. ¡¡Aceptada!! Ahora queda esperar que dé frutos la aplicación frente de los 10
millones de clientes potenciales que la podrán comprar.