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Atrapado en un inicio tras el éxito global de compañías como OpenAI, Sam Altman ha conseguido transformarse en la figura del instante en el ámbito tecnológico (aunque esto no le agrade a Elon Musk) debido a los progresos de herramientas como DALL-E o ChatGPT.
No obstante, estamos adelantando acontecimientos; antes de explorar el más reciente capítulo en su carrera profesional, revisemos la trayectoria de este prodigio de la IA, quien fue designado CEO del año 2023 por la revista Time.
Sam Altman: sus inicios
Samuel Harris Altman nació en Chicago, Illinois, Estados Unidos, el 22 de abril de 1985 (actualmente tiene 38 años). Creció en St Louis, Missouri, donde asistió a la escuela secundaria John Burroughs. Posteriormente estudió en la Universidad de Stanford, la misma donde se formaron otros destacados del sector digital como Sergei Brin y Larry Page, creadores de Google. Allí se dedicó a la informática, aunque poco después abandonó sus estudios.
En 2005, con solo 19 años y fuera de la institución educativa, optó por emprender su primer proyecto tecnológico y lanzó Loopt, una aplicación que permitía a los usuarios compartir su ubicación con amigos y obtener cupones de descuento de negocios locales. A pesar de que Loopt logró recaudar 30 millones de dólares en capital de riesgo, cerró por falta de interés y finalmente en 2012 fue adquirida por Green Dot Corporation por 43,4 millones de dólares.
La próxima etapa de Altman fue Y Combinator, una reconocida aceleradora de startups tecnológicas que ha respaldado proyectos tan relevantes como Airbnb, Dropbox o Coinbase, donde se convirtió en socio en 2011. En 2014, sucedió a Paul Graham como presidente de la organización, un puesto que le permitió relacionarse con figuras destacadas como Elon Musk, con quien colaboraría años después.
Hasta 2019, Altman estuvo al mando de la aceleradora, cuando decidió concentrarse más en OpenAI, la compañía de inteligencia artificial que fundó en 2015.
Génesis y desarrollo de OpenAI, el gran proyecto de Sam Altman
En sus comienzos, OpenAI fue respaldada por Altman, así como por varias figuras y empresas prominentes de Silicon Valley, como (una vez más) Elon Musk, Jessica Livingston, Peter Thiel y YC Research. En 2015, al momento de su fundación, había alcanzado los 1.000 millones de dólares de financiamiento externo. Con OpenAI, el grupo se planteó el objetivo de crear una organización sin ánimo de lucro centrada en el desarrollo de IA de la manera que mejor beneficiase a la humanidad en general.
Un año después de su fundación, en abril de 2016, la empresa presentó Gym, una plataforma para la investigación en aprendizaje reforzado. Esta permite que investigadores y desarrolladores puedan comparar los sistemas de aprendizaje por refuerzo, sistemas que enseñan a la IA a tomar decisiones más acertadas. En diciembrede este mismo año, se introdujo Universe, la plataforma de software destinada a entrenar agentes inteligentes en sitios web y videojuegos.
En 2018, OpenAI comunicó que Musk dejaría la empresa para evitar posibles conflictos en el futuro, a causa de la postura que tenía el magnate sobre la IA. Durante los años siguientes, Musk utilizó su cuenta en Twitter para manifestar su descontento con el rumbo que estaba adoptando OpenAI. De hecho, en marzo de este año, firmó, junto a otros expertos en tecnología, una carta abierta en la cual expresa su inquietud sobre el impacto que la IA podría tener en la sociedad y solicita que su desarrollo se detenga al menos durante seis meses.
Retomando el tema de OpenAI, en 2019, la entidad dejó de ser una organización sin ánimo de lucro para transformarse en una corporación de ganancias limitadas. Ese mismo año, firmó un acuerdo con Microsoft, en el cual la compañía fundada por Bill Gates invertía 1.000 millones de dólares a cambio de que OpenAI licenciara su tecnología exclusivamente a ellos. Este movimiento se convertiría en el primero de una secuencia de inversiones que culminarían en 2023, cuando el gigante tecnológico divulgó que llevará a cabo una inversión multianual de “miles de millones de dólares” en OpenAI con la finalidad de “acelerar los avances en IA y asegurar que estos beneficios se distribuyan ampliamente en el mundo”. Aunque la cifra exacta de la nueva inversión no fue divulgada, el medio digital estadounidense Semafor anticipó a principios de enero que el monto total sería de 10.000 millones de dólares (9.207 millones de euros).
Sin embargo, antes de esto, OpenAI continuó creciendo y lanzando nuevos productos. Así, en 2021, OpenAI presentó Dalle-2, una herramienta para generar imágenes a partir de texto, la primera en popularizar globalmente este tipo de tecnologías, y a finales de 2022 lanzó ChatGPT, la herramienta de IA generativa de texto y código que ha transformado el panorama tecnológico.
A lo largo de 2023, se han lanzado varias versiones mejoradas de ChatGPT, siendo la más reciente GPT4, una versión de pago de la herramienta, además de APIs e integraciones para desarrolladores.
Sam Altman ante el escrutinio de los gobiernos y la justicia
Los altos ejecutivos de OpenAI, incluyendo a Altman, Greg Brockman (Presidente) e Ilya Sutskever (científico jefe), llegaron a admitir que la IA podría compararse con la energía nuclear en cuanto a los peligros que representa para la humanidad. Manifestaron que es posible que la IA sobrepase las capacidades denivel sobresaliente en casi todos los campos en la próxima década, por lo que era necesario regularlo.
Sin embargo, a pesar de esta inquietud, Sam Altman no parece muy entusiasta con las regulaciones que pretenden proponer los gobiernos. En mayo de este año 2023 tuvo que presentarse ante el Congreso de Estados Unidos, donde se dedicó a persuadir a los reguladores de que está dispuesto a colaborar para lograr un equilibrio entre la innovación y los riesgos que representa la IA.
Durante su visita al Capitolio, solicitó que Estados Unidos sea el pionero en actuar y afirmó que las empresas de IA deben ajustarse a un conjunto adecuado de normas de seguridad, poco después expresó que la regulación debía ser «lo suficientemente adaptable para ajustarse a los nuevos avances tecnológicos».
Igualmente, durante su estancia en el Reino Unido, efectuada también en mayo, que formaba parte de una gira por varios países europeos (España incluida), comentó que estaba sumamente preocupado por la legislación de IA que sería sometida a votación por el Parlamento Europeo semanas más tarde y enfatizó «haremos nuestro mejor esfuerzo por cumplir, pero, si no es posible, cesaremos operaciones».
Esta advertencia de Altman se produjo poco después de que gobiernos como el de Italia decidieran imponer restricciones al uso de su herramienta principal, ChatGPT, ante las interrogantes que suscitaba el manejo de datos de los usuarios por parte de OpenAI.
Crónica de un despido y un regreso anunciado a OpenAI
En menos de una semana, la situación de Altman dentro de OpenAI ha sufrido grandes modificaciones. Como si se tratara de un «Juego de Tronos» interno, Altman ha sido destituido y reemplazado, han aparecido aliados y adversarios de su figura y, por último, ha recobrado su trono. Pero vayamos en orden.
El viernes 17 de noviembre se hizo pública la noticia de quela dirección de OpenAI había destituido a Altman y a otros altos ejecutivos de la empresa. Esta resolución por parte de la dirección se originó en una falta de confianza en el CEO, a quien se le señalaba por no divulgar información: «no fue transparente en sus comunicados hacia la dirección, impidiendo su capacidad para cumplir con sus responsabilidades».
De igual manera, se informó que Mira Murati, CTO (Chief Technology Officer) de la empresa, asumiría el cargo de Altman. Sin embargo, el 20 de noviembre, se supo que OpenAI había contratado a Emmett Shear como el nuevo CEO. Shear, cofundador y exCEO de Twitch, es reconocido por poseer una perspectiva de la IA más moderada que la de Altman, defendiendo un avance más pausado y controlado de la misma.
No obstante, las decisiones realizadas por la dirección no eran del agrado de todos. Diversos inversores, incluyendo a Microsoft, ejercieron presión considerable para que Altman y otros perfiles como Greg Brockman, ex presidente de la dirección, recuperaran sus posiciones. Además, la propia Microsoft anunció que «Sam Altman y Greg Brockman, junto con sus colegas, se unirán a Microsoft para liderar un nuevo equipo de investigación avanzada de IA. Esperamos actuar rápidamente para proporcionarles los recursos necesarios para su éxito».
A esta solicitud rápidamente se unieron los propios empleados de OpenAI, quienes emitieron un comunicado manifestando su intención de renunciar a sus puestos y sumarse a la nueva división de IA de Microsoft si la dirección no revocaba sus decisiones. En cuestión de horas, los firmantes incrementaron de unos 500 a 700, considerando que el total de empleados de OpenAI era aproximadamente 750.
Altman retorna a OpenAI
Finalmente, las presiones dieron resultados y en la madrugada del 22 de noviembre OpenAI confirmo el regreso de Altman como CEO, así como una importante reestructuración en la dirección. «En términos generales, hemos alcanzado un consenso para que Sam Altman regrese a OpenAI como CEO con una nueva junta inicial compuesta por Bret Taylor (presidente), Larry Summers y Adam D’Angelo. Estamos colaborando para detallar los aspectos. Agradecemos mucho su paciencia».
El mismo Sam Altman, comunicó lo siguiente a través de un comunicado publicado en la página de Microsoft: «Me apasiona OpenAI y todo lo que he realizado en los últimos
Han sido días cruciales para mantener la cohesión de este grupo y su objetivo. Cuando decidí integrarme a MSFT el domingo por la tarde, me di cuenta de que era la mejor decisión tanto para mí como para el equipo. Con el respaldo de la nueva junta directiva y de Satya, confío en regresar a OpenAI y aprovechar nuestra sólida colaboración con MSFT».
Respecto a Emmett Shear, el CEO interino de OpenAI, se mostró conforme con el resultado de los eventos: «Estoy altamente satisfecho con este desenlace, tras 72 horas de trabajo extremadamente intensas. Al ingresar a OpenAI, no tenía claro cuál sería el rumbo correcto. Este fue el camino que maximizó la seguridad al mismo tiempo que actuaba correctamente por el bien de todos los interesados. Estoy contento de haber formado parte de la solución».
Imagen: LinkedIn